miércoles, 29 de agosto de 2012

ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS CRITICA


Abraham Lincoln, el decimosexto presidente de los Estados Unidos, no sólo abolió la esclavitud sino que también limpiaba la patria de vampiros según la nueva película del ruso Timur Bekmambetov, quien ya demostró talento suficiente para la acción con la interesante “Wanted (Se busca)”, y el taquillero díptico ruso “Guardianes de la noche” y “Guardianes del día”. Tim Burton produce esta adaptación de la novela de Seth Grahame-Smith como pago por el guión de la nefasta “Sombras tenebrosas”.

Indudablemente nos encontramos ante una cinta donde el planteamiento es de lo más surrealista a la par que interesante por que Grahame-Smith ha sabido muy bien mezclar los episodios de la interesante vida del presidente americano con elementos fantásticos. Abraham pierde a su madre a manos de un vampiro y desde ese día jura venganza. Años más tarde intentando llevar a cabo su venganza descubrirá que el país entero esta plagado de chupasangres. Entrenado por un misterioso personaje comenzara su “legislatura” de cazador, que compartirá con aprender leyes, casarse, y convertirse en uno de los presidente más famosos de los Estados Unidos. Hechos históricos como su vida en Springfield y Nueva Orleans, la muerte de uno de sus hijos o la batalla de Gettysburg, quedan reflejados en la cinta pero no de la misma manera que en teoría ocurrieron sino tratando de dar realismo a la historia que vemos en pantalla.

El gran acierto de la cinta es haber contratado a Timur Bekmambetov para filmarla, pues solo él es capaz de dotar de macarrismo y locura las imágenes que se nos presentan en “Abraham Lincoln: Cazador de vampiros”. Momentos como el entrenamiento, la lucha en la estampida de caballos, o el final en el tren son secuencias memorables que solo pecan de ser demasiado digitales, pero que al espectador van a entretener de maravilla si entran al juego que Bekmambetov plantea. Es decir, personajes que saltan de caballo a caballo o que pelean como auténticos maestros de artes marciales en pleno siglo XIX...

La película se presenta en formato 3D en el cual no se ha rodado, y no aporta nada a la narración ya que Bekmambetov no se ha molestado en rodar escenas explícitamente para ello, por lo que se puede disfrutar en 2D con más luminosidad y color, que realmente tienen más interés en la cinta de lo que esperábamos.
Por su parte Henry Jackman, compositor que firmó la maravillosa partitura de “X-Men: Primera generación”, vuelve a deleitarnos con una composición igual de interesante pero con quizá un poco fuera lugar debido a que suena más moderna que la imágenes que tenemos en pantalla. 

Dentro del elenco artístico hay que destacar la figura del semi desconocido Benjamin Walker (Banderas de nuestros padres) que es prácticamente un calco del mítico presidente. No sólo su apariencia física nos llama la atención, sino que se adueña del papel sin chirriar en ningún momento. Sin duda una de las sorpresas de la cinta. Por otro lado Rufus Sewell (Dark city) como el villano de la función queda eclipsado por cualquiera de sus secuaces, y en especial por Marton Csokas (La deuda) quien siempre resulta de lo mas gratificante aunque sea en pequeñas dosis. Mary Elizabeth Winstead (Death proof) cumple también bastante bien y va más allá de ser una simple mujer florero.

En resumen, “Abraham Lincoln: Cazador de vampiros” es lo que es, un entretenimiento de primer orden muy bien facturada gracias a un diseño de producción y técnico muy cuidado.

Lo mejor: Las escenas de acción, y en especial, la de la estampida de caballos.

Lo peor: Que es un entretenimiento puro y duro, y podría haber sido algo más que eso.



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